lunes, 24 de octubre de 2011

Hermann Moris
Colegio Particular.
Psicología en Universidad del Desarrollo Concepción.



No me pasaba mucho, a lo mucho recuerdo cuando tenia como 15 y cuando los otros colegios estaban en toma yo estaba en clases o en actividades de aniversario del colegio. Recuerdo que los profesores nos hablaban de que se pedía pero nunca se fue a paro en el colegio.

Otros episodios que recuerdo es que mi mamá al ser profesora estaba en paro con su escuela (ella no quería, pero los demás sí) y ella estaba muchos días en la casa, cosa que me encantaba, pero luego tenia que estar trabajando los días sábados lo que me era fome.

En que me influyó, en no mucho la verdad, si bien he notado que es bueno protestar por ideales para afirmar la conciencia personal, es una perdida de tiempo hacerlo en tiempos donde el neoliberalismo y su injusticia está instaurado tanto como el judeocristianísmo. Bien prefiero perder el tiempo en mi casa, y cumplir con mi única responsabilidad de estudiar, a encontrarse perdiendo el tiempo en batallas perdidas. Pensamiento que mantengo desde que tengo memoria.

En mi u 3 veces han dado aviso de bomba los días jueves de protesta, no hacemos clases, perdemos los certámenes y blabla. El hecho de no sumarse al paro para mi fue más que nada personal ya que no tenia otra responsabilidad que estudiar después de tirarme dos carreras universitarias. Además hemos visto que es ético pagar por un trabajo bien realizado, y que si bien se entiende el mensaje de llamado para una universidad pública, se entiende que moralmente en neoliberalismo existirá la competencia y una remuneración a quien haga más rica la torta.
Francisca Young
Colegio Carlo Magno Quilpué
Subencionado Particular


Ehms… todo sucedió en la revolución pingüina del año 2006 yo estaba en 4to medio, y no tenía dinero para pagar mi PSU.

Estaba en el colegio cuando se llamó a una junta de todo el colegio, incluyendo en ésta a docentes. Se llegó al acuerdo de tomarse el colegio después de casi dos meses de paro y semanas de reflexión en donde se hacía nada.

Un día, se llamó a protestar de manera nacional, y nosotros nos vimos identificados por esta movilización, a la cual se llegó a un consenso para asistir. Horas después decayó la afirmación, e igual asistimos a la marcha…
Partimos desde la Plaza Sotomayor, hasta el Congreso. Yo me fui por las orillas, pero igual gritaba al unísono de mis compañeros de colegio (porque no quería aparecer en la tele y que mi mamá me retara).

Todo estuvo piolamente pacífico, hasta que se llegó al Congreso en Valpo. Se llegó al congreso, se habló por alta voz, hasta que unos prepotentes y desubicados, empezaron a tirarnos piedras, de echo casi me cae una piedrota en la cabeza, y fue ahí donde , yo como también otros del alumnado junto ahí en la plaza, corrimos dirección a los cerros, veíamos como se cerraban los negocios pero de una manera increíblemente rápida xd… Cuando nos dimos cuenta de que ya el guanaco no avanzó más, nos devolvimos, y los negocios ya estaban abiertos.

Fue adrenalina máxima por que fue la primera protesta en la que estuve presente, ahí en el lugar del escándalo. Me asusté más que la cresta, por que tenía miedo de que me llevaran “encaná”, ya que mi mamá no sabía que yo estaba metida entre el alboroto que estaba sucediendo en el centro de Valparaíso.

Mi colegio está en quilpué, y yo vivía en quilpué, así que me pegué el tremendo pique pa valpo a protestar pacíficamente, hasta el acontecimiento de la piedra que casi me llega en la cabeza…¬¬

Esa es mi fome, triste, y a la vez, emocionante historia de mi primera protesta. Y todo porque no tenía plata pa pagarme la P.S.U.

Fin.

Días de Paro en un colegio privado

Soy profesor del Colegio INTERNACIONAL SEK PACÍFICO de Concón, es un Establecimiento particular privado, de alto costo y está ubicado en Bosque de Montemar.
Desde que empezaron las movilizaciones estudiantiles poco y nada se ha notado en nuestro Colegio, las razones pueden ser variadas y diversas:
1. Los alumnos provienen de hogares del quintil más alto de la población, donde el tema económico parece no ser un problema. De hecho la opción de estudiar en un colegio privado como el SEK es un privilegio que no muchos pueden darse, por su alto arancel anual (cercano los 3.000.000).
2. La mayoría de los alumnos viven en Bosques de Montemar , en Concón o en Miraflores bajo, de algún modo sectores donde la fuerza de las movilizaciones estudiantiles no se ven.
3. El colegio no ha implementado una política de reflexión entorno a este problema nacional

Sin embargo y pese a todo esto, durante el mes de agosto un grupo de profesores, de manera espontánea comenzamos a generar en nuestras clases espacios de reflexión a cerca de las movilizaciones estudiantiles, hablando de las demandas que los secundario y universitarios planteaban, y de las repercusiones que estas movilizaciones tenían para el país, para los estudiantes y especialmente para ellos. De ese modo fuimos focalizando este diálogo en los alumnos de 4° medio.

Y en eso nos sorprendió la jornada de paro del 24 y 25 de agosto. Ese día los alumnos llegaron temprano, y pese a la baja de micros, a la soledad que había en las calles, en el SEK, en Bosques de Montemar, nada hacía ver que había un paro en Chile. Muy temprano en al clase de 4° medio salió, y grande fue mi sorpresa al ver a algunos alumnos que se habían puesto de acuerdo para salir del colegio y unirse a la jornada de movilizaciones. Con las autorizaciones de sus padres, los alumnos partieron del colegio, sólo eran unos pocos, pero decididos a hacerse solidarios con las demandas de los estudiantes del país. Sólo unos 5 de un grupo de 30 de 4° medio, y de unos 120 de secundaria. 
Mientras el paro de agosto movilizaba a miles de estudiante sy trabajadores, en el SEK la vida continuaba igual, salvo por esos 5 estudiantes…

Un día de paro con ellos

Ninoska Pino.
Profesora Colegio Leonardo Murialdo
.


Establecimiento Subvencionado.
Fue en una de las primeras marchas convocadas para este año, nuestros alumnos decidieron ir, no entraron a clases y se organizaron para bajar a la marcha.Nosotras , algunas profes, no quisimos estar ausentes y antes de que partieran les escribimos un cartel con mensajes de varios colegas y le los mandamos.
Pedimos permiso a la directora y ésta permitió que bajasemos un rato.Fuimos 6 profes aprox, y cuando los chiquillos nos vieron en la plaza Sotomayor fue super simpático, ellos no lo esperaban, así que nos aplaudieron y se sintieron acompañados. Estuvimos con ellos, participamos de sus gritos, de bromas y nos veían y no podían creer que estuviéramos ahí con ellos.

Marchamos hasta gran parte del recorrido, llevábamos los lienzos, gritábamos con ellos, y cuando nos retiramos, ya que debíamos volver al colegio ellos nos agradecieron y nos despidieron con un aplauso.

Esta experiencia en lo personal me gustó mucho y me transportó a mis tiempos de protestas, han pasado casi 25 años y lamentablemente seguimos protestando por lo mismo…”dinero para estudiar…”con una pequeña diferencia, nosotros se lo exigíamos a Pinochet, ahora se lo exigimos a un discípulo de él….

Nuestros niños sintieron y nos vieron como personas cercanas, no cómo el profe que pasa materia, que también estamos apoyando causas, que también tenemos opinión y que por cosas de la rutina no las habíamos constractado.

Nos sentimos super orgullosos ese día de ellos, de su comportamiento en la calle, de su organización, de las ganas con que participaban.

Un día de paro en el colegio

En otra ocasión cuando los niños de enseñanza media quisieron bajar y no se les autorizó, tuvimos la mala experiencia de seguir con ellos en clases. Estaban algunos enojados y manifestaron su malestar pero nos enfrentaban a nosotros a pesar de decirles que las decisiones no pasaban por nosotros.
Luego el rector los autorizó a bajar y nos quedamos con un grupo menor en clases.Con ellos se pudo trabajar bien, fueron clases más personalizadas, pero el mal rato anterior fue desagradable.
Javier Lagos
Publicista.
Colegio Particular San Marcos de Arica.

I
- ¿Y acaso no considera que los Santos son falsos ídolos? - exclame -, está diciendo que los Judíos no les hablaban a los Samaritanos y los consideraban ateos por que estos adoraban a falsos dioses.

- A los Santos nadie los adora, solo se les venera – me respondió el diacono, dirigiéndome una mirada severa.

- Cuantos de los presentes tienen una imagen de un ídolo en su billetera, el padre Pío, Santa Teresa. - le conteste – y no estan acá por ser ateos.

Al ver las caras convencidas en la sala tras el reparo por parte de aquel hombre, advertí que entre las virtudes del diacono no se hallaba la Templanza

II
“Hágase tu voluntad aca en la tierra como en el cielo, danos h…”. Ya la cosa era a coro, jugábamos entre miradas a quien hacia mejor las morisquetas del profe.

Siempre era lo mismo, un compañero enfermo y la última hora de cada día rezábamos en la capilla del colegio, y para el mes de Maria era todo el alumnado rezando en el patio central. Aunque no me quejo, al final de la fila se pasaba bien.

En clases todo era normal, estaba el chino, el cabezón, el Cristian, los Mateos, el deportista, el flojo matón, y el flojo galán ( al que años más tarde comprendí la influencia que ejercía sobre las mujeres), todo era normal excepto una cosa, jamás gocé la dicha de días en paro. En ese entonces creía que aquello era un mito urbano.

Mi Madre, muy creyente, consideró que una educación profundamente cristiana seria una base sólida, para formar el hijo único que ella tanto ama. Colegio San Marcos de Arica, un lugar agradable, de amplios espacios y convenios.

No existió año en el cual no nos hubiesen hecho hacer una presentación sobre como interpretábamos el Padre Nuestro, y para asegurar unos puntos extras, no había nada mejor que terminar, melodramáticamente agradeciendo a Dios el haber podido dar aquella presentación. Recurso al cual debí apelar en más de una vez.

No recuerdo su nombre, pero llego como sustituto de la profe jefe. Seria mamá de su segunda hija, por ende seria un largo tiempo. Transcurría el 6to básico, y a mi gusto, tenía una idea bastante rara de lo que era la iglesia y Dios en particular. Tenía dos opciones, disfrutaba de sus clases dibujando mientras nos hablaba de números, o me la jugaba por tratar de conocerlo y que me enseñara a tocar guitarra. Asunto por el cual lo encontré bastante ingenioso para la época. En plena clase de Matemáticas Improvisara una melodía la cual tocaba basada en ejercicios efectuados.

En resumen nos decía que nuestra felicidad dependía solo de nuestros actos, y que Dios no intervendrá en nuestra existencia, así como nosotros no comprendemos la suya. Fue sin duda una lobotomía que dio inicio a la nueva forma de pensar que en mi nacía.

Había logrado que su ideología captara mi total atención en clases, que de por si, ya eran bastante nutridas en ejemplos y formas.

No paso mas de tres semanas y de un día para otro nos habían cambiado al nuevo profe. El Concilio había hablado, lo echaron por que no era un buen elemento del cuerpo docente, mas adelante supe que no solo fue por su modelo de enseñanza.

Aquel hombre me había mostrado los inicios de un camino que pronto me conduciría a en mi propia cruzada. Ese mismo año supe que la Biblia, aquel libro sagrado, ni siquiera había sido escrito por Jesús, y que tampoco era Dios, solo fue el que entregó el mensaje. Mi sorpresa fue mayor cuando al año siguiente fije mi atención en los 10 mandamientos, el colegio estaba lleno de estatuas, entre San Marcos, Jesús, y la virgen Maria. Que pasó con eso de no adoraras a falsos ídolos. Dios era uno solo, además estábamos hecho a su imagen y semejanza, entonces algo de el estaba en nosotros. Podía hablar con él en mi casa, pero tenia que ir a misa para que la señal fuese más clara.

Fueron tiempos en que comencé a descubrir demasiados caminos, incluso más de los que podía explorar. Habia comenzado a generar pensamiento propio, mi punto de vista paso a encabezar las explicaciones, por medio de las cuales, buscaba llegar a Dios a través e la razón. Me llevo mucho más tiempo de lo que esperaba

domingo, 23 de octubre de 2011

Karla Estefanía Meriño Montero 
17 años
Estudiante Liceo Oscar Castro Zuñiga



Una mañana de verano en el centro de Rancagua, somos un grupo de jóvenes, todos con una actitud distinta, vestuario y maquillaje, la gente mira, está expectante. Sabe que algo haremos. Más atrás dos músicos, sus bombos comienzan a sonar y se ilumina un carnaval, avanzamos al compás de la música, nadie habla; Se trata de “cuaresma” queremos dar a conocer y a entender que no solo se está cerca de Dios para las celebraciones importantes, como semana santa, navidad, matrimonios y más… Somos  teatro y el mensaje es claro, llegamos a las esquinas de cada calle en medio de paseo independencia, interpretamos a la gente, somos espejo de quienes nos miran, colaboramos con $100.- a la humanidad y afirmamos que  en situaciones complejas, ¡solo ahí nos acordamos de Dios!

Ya es de noche, el agotamiento comienza a aparecer, el pasacalles terminó, los televisores están encendidos y finaliza el penúltimo día del festival de Viña del Mar dos mil diez. En mi casa hay visitas, amigos de mi hermana mayor disfrutan de la noche mientras el resto e incluida yo nos vamos a dormir.

Aquella noche fue el fin, un fin que para mi comenzó con la caída de objetos, adornos, movimiento de la tierra, voces lejanas, rezos de madre, angustia de todos y luna llena; No sabría cómo describirlo después, ya que posterior a esto, no queda más que salir, ver las consecuencias de tu alrededor una madrugada de terremoto. Es ahí cuando el día siguiente te preguntas si lo que comenzamos a hacer es ¿justicia o solidaridad?

Tomamos nuestras bicicletas, recorremos las calles, ofrecemos ayuda y la humanidad reacciona, todos de distinta manera, claro, unos se sienten más que otros y no sabemos cómo actuar.

¿Has colaborado con algún vagabundo alguna vez o has prestado dinero a alguien  y te has sentido superior? Pues, esto es lo mismo, no sabemos si lo que hacemos es por justicia, si damos a ese vagabundo una moneda para que logré llevar la misa vida que tú o para sentirte mejor y simplemente solidarizar. Pues bueno, como sea, me queda la moraleja de que en verdad sí, en ocasiones importantes, "SOLO AHÍ nos acordamos de Dios".

viernes, 8 de julio de 2011

Ha llegado una autoridad.

Margarita Inés Reyes Farias
59 años
Secretaria Universidad Austral de Chile


Buenos días!, Buenos días contestan a  coro Luzma,  Kika, Anita, y Marianela.
Parece que no han entendido, dije ¡Buenos días!,  ha llegado una autoridad, y voy a hacer todo de nuevo,  y cuando las salude, se pondrán de pié, y dirán: ¡ Buenos días Sr. Claro!, ¿entendieron?. Procede a retirarse, con el rostro desencajado, al ver que su presencia no causaba respeto.  En cada uno de los rostros y miradas de ellas,  se dibujaba un signo de interrogación y una sumisión admirable, ya que al unísono, al ver  la imagen nuevamente del Sr. Claro, como hipnotizadas, contestaron en posición firme,¡ Buenos días Sr. Claro!.

Jaime Claro es ancho de hombros, aparenta unos 50 años, le hacen  más edad las arrugas de los ojos y la espalda cargada a la manera de los viejecitos, sus mejillas se encienden en un rubor irritado.

La Casa donde  Luzma, Kika, Anita y Marianela trabajan se halla en el centro de la ciudad, en cuyo fondo una hermosa  y frondosa enredadera da un adiós al otoño, con sus tonos rojizos y amarillos,  paredes oscuras,  muchísimos ventanales,  vitrales hermosos, laberinto para cualquier visitante. Los rostros amables de ellas animaban a cualquier personaje  a no sentir la angustia de aquellos pasillos largos, llenos de puertas negras,  escaleras largas que avisan por su rechinar la presencia de sus visitantes y moradores.

Aquel otoño, Marianela se había instalado en una de las oficinas de aquella casona, no tenía claridad de su rol principiante, sólo atinaba a sonreír ante el dolor extraño e incomprensible que le roía las extrañas.  Cada vez que don Reynald, sujeto bajo,  de voz resonante e imponente, ojos pequeños que lo delataban de su buen gusto por el alcohol, le solicitaba a la brevedad posible, el dictamen de los nombramientos de los profesores de planta, ella hidalgamente simulaba una tranquilidad envidiable, que en nada delataba su inseguridad.

Aquella tarde del mes de junio ,  el portavoz de una de las oficinas dio aviso de la presentación del Sr. Claro al personal de la Casona y al escuchar Marianela dicha instrucción, raudamente y antes de llegar tarde a aquella reunión hace su entrada a aquel enorme salón.  Ahí,  grande fue su impresión cuando vío a más de 20  y no a cuatro funcionarios;  no alcanzó a más su impresión cuando hizo su entrada el Sr. Claro, quien con voz firme y un choque de talones, saluda: ¡Buenas tardes!, produciéndose, nuevamente, el doble saludo,  con la sumisión ya conocida .
Soy el Sr. Claro, el Gerente de esta Empresa!, los he reunido aquí para conocerlos uno a uno, así es que iré pasando fila a fila me dirán sus nombres y a la unidad a la cual trabajan. ¿Quedó claro?.
Todos con una seriedad increíble se tomaron a pecho cada palabra del Sr. Claro, y así fue saludando y apretando manos, hasta llegar a Marianela, quien con voz tremula dice:
Marianela  de Secretaría........
Y a usted quien le dijo que esta reunión era de Secretaría; yo llamé a toda el área de Finanzas,  retírese,  vuelva a su oficina.
Este comienzo al mundo laboral, un tremendo desafío para Marianela , quien con su paciencia y habitual sonrisa fue, paso a paso, aprendiendo y conociendo a cada personaje durante sus 8 horas de jornada de trabajo.

El sonido de las máquinas daban comienzo a lo que sería un nuevo día de trabajo, Kika con su acostumbrado alemán y ante su impaciente exigencia por el buen desempeño, veía de lejos cada error cometido, y con pronta celeridad daba sus consejos con mucha sabiduría.  Una redacción clarísima, extremadamente organizada, y sobre todo muy ejecutiva,  ella era realmente la indicada para aquel cargo de Secretaria Ejecutiva del Sr. Claro.  Así la veían todos en especial Marianela, quien  se lo hacía saber.
¡No ha llegado el Sr. Claro! decía Kika, aprovechemos y tomemos un cafecito, que el guardia nos avisará, rápidamente como ratones llegan Luzma, Anita y Marianela, y en un par de segundo, disfrutaban ese momento, cuando sintieron pasos extraños en la escalera, antes de terminar su café, rápidamente se alejaron de la Oficina de Kika, y cada una se ubicó en su lugar de trabajo.
Un abrir bruscamente de puerta y ante los ojos atónicos de Marianela, pasa el Sr. Claro, murmurando y moviendo sus manos en forma enérgica y su rostro desencajado por la ira.
Marianela coge un lápiz, y en forma natural escribe en una hoja,
Oda al Colorín
Al pasar frente a mí
Me deja meditando
¡Que bicho le picaría!
Que viene resongando.
 No le han dicho a este señor
Que morderse las manos
Es señal de pura rebeldía.

Una misión imposible se decía Marianela cuando le fue entregada la nueva tarea a realizar.
¡Marianela! Puede venir a la Oficina! Le dijo el Sr. Reynald, Jefe director de ella.
Su labor concretamente será dictar resoluciones de todos los acuerdos del Directorio. Marianela miraba asombrada como aquel hombrecito iba hilvanando todo lo que tenía repetir, ya que esto venía de una orden del Sr. Claro.
Empezaremos, carraspea el Sr. Reynold,  por confeccionar  nueve resoluciones con sus respectivos organigramas y todo esto en stencil.
Marianela, salió de la oficina del Sr. Reynold y se decía:  ¡nueve resoluciones con sus respectivos organigramas!  y en stencil,  que bien,  cómo si fuera tan fácil, ¡vaya obra de ingenio!
En silencio se sentó frente a la máquina y comenzó a teclear todos los textos, para luego desgastarse pensando cómo haría esos organigramas, pero el ingenio apareció, en un par de minutos,  manos a la obra cogió un alfiler y una regla y, con mucha paciencia y precisión, finalizó su titanesco trabajo, más cuando el hambre se apoderó de ella, ya eran las 16:00 horas,  sin probar bocado alguno, fue tal su afán por cumplir con aquella solicitud  que el tiempo pasó sin darse cuenta.
Nada hizo sospechar al Sr. Claro que con simples herramientas se llegó a confeccionar todo aquello pedido por él y que el Directorio solicitaba.
El invierno no se hizo de rogar,  era el año 1984, y el Sr. Reynald se había marchado, dejando una pena en el corazón de Marianela,  ya que eran cuatro años de aprendizaje, cuatro de años de cierta seguridad en aquello que había aprendido.
Nuevamente he de acostumbrarme a estos cambios, ya van cuatro Jefes, y por ende todos especiales, se decía Marianela.
Ya había pasado un mes y el Sr. Bimbell –Jefe nuevo-,  se sentía como en su casa, reclinado en su asiento y mirando por la ventana que daba a una calle con un tráfico horrible,  llamó a Marianela.
Marianela puede venir!, ella dejó de escribir y entró a la Oficina del Sr. Bimbell,  con mucha seguridad,  con un block de apuntes en sus mano, pone atención a las nuevas instrucciones dictadas por él,  y pensando que había terminado con sus solicitudes, dice:
Ah, Marianela,  desde hoy y todas las mañanas cuando llegue a mi Oficina, me prepara un Té con Limón de la siguiente manera:
Media taza de jugo de limón
Media taza de agua bien caliente
Un té y dos cucharadas de azúcar
Esto, por favor, bien batido.
Extrañada y meditabunda se aleja de la oficina del Sr. Bimbell, mueve su cabeza y cree que se esta volviendo loca,  pero ante esa sola idea,  y sin entrar en complicaciones, se dijo, ¡tendrá un nuevo ingrediente su té con limón!, ya lo verá.
Son las 09:00 horas, el Sr. Bimbell hace su entrada, saluda muy amablemente a Marianela, y entra a su oficina.
Marianela  rápidamente, empezó con el ritual del famoso Té con Limón, todo paso a paso,  con la excepción que ahora llevaría el sudor de sus manos unido a la tinta dejada por cada calco que había ocupado durante la primera hora de trabajo, ya que no había tiempo para lavarse las manos, ni implementos para aquel ritual.
¡Estupendo le dijo el Sr. Bimbell! ¡ Ha sido el Té más rico que he probado!, Marianela sonriendo,  con una mueca de maldad se dijo así misma  ¡Que bién, me alegro que lo haya disfrutado!, y entre dientes se dice: ¡Misión cumplida!, sin resentimientos.
Estas anécdotas llenas de picardía y muchísimo ingenio iban siendo contadas y compartidas por cada una de las colegas de esa Oficina, lo cual las llenaba de energía, sabiduría para enfrentar  a diario a esa inmensa gama de personajes que circulaban por esa casona. 

Así fue el terremoto en el 60, cuando tenía cuatro años.

Margarita Inés Reyes Farias
59 años
Secretaria Universidad Austral de Chile

Lugar Trumao, cerca de Osorno, edad 4 años, recuerdos muy nítidos  corroborados por mi familia, integrada en ese momento por mis dos padres, abuela y cuatro hermanos (Angélica, Luis, César y Helia).
Jugando en la ribera del río junto a mi abuelita Inés, y mi hermana mayor Angélica, es de día, la hora no la sé, sólo escuchaba a la abuela Inés decir, que estaba extraño el cielo, tenía un color rojizo, y los  pajaritos estaban muy ruidosos, luego escuché un ruido muy extraño, y me veía corriendo de la mano de la abuela por la línea del tren a orillas del río, era imposible estar de pie,  me movía de un lado para otro, nos caíamos, volvíamos a pararnos hasta llegar a mi casa, luego me veo sentada aferrada a la línea del tren,  veo salir de la casa a mi mamá con mi hermana menor en brazos (3 meses de edad) y antes de que ella  termine de salir, las maderas de mi casa caían como hojas de papel al río, uno de los palos cayó en la cara de mi mamá, la veía lastimada, no entendía nada sólo que mi corazón latía con mucha fuerza,  miraba aterrada como caía una bodega gigante de madera donde guardaban trigo, mi papá José trabajaba por esos lados, en una embarcación no recuerdo su nombre, pero fue grandioso cuando apareció a nuestro lado, mi hermano Luis de tres años intentó pararse para aferrarse a él, pero no lo alcanzó rodó hacia el río y yo intenté afirmarlo, ambos rodamos hacia el agua cuando nos alcanzó mi papá, no recuerdo si lloraba, sólo que mis ojos estaban fijos en la figura de mi padre, la alegría de sentirlo y de ver como nos cuidaba, era muy lindo…..
Grandes grietas se veían al lado de la línea férrea, gritos, gritos angustiados, aquí se me borra el recuerdo, sólo sé que no tenía casa, que mi papá junto a otras personas, y con la ayuda de unos bueyes sacaban cosas del río, un cocina de leña, no sé si era al otro día, pero caía una lluvia suave, y una noche por arte de magia aparecieron a caballo unos tíos de la ciudad de La Unión, conversan entre los adultos, luego estoy vestida, muy abrigada junto a mi hermano Luis, nos sacan de la casa, mi mamá llora y está lastimada, no lo entendía, sólo obedecía, cabalgamos de noche, cruzamos un río, nuevamente mi corazón parecía que iba estallar porque pensaba que se ahogarían los caballos, los veía cansados moviendo sus patas en el agua, uno de mis tíos me calmaba y cantaba y me decían ya llegaremos, fue eterno…… no sé cuanto tiempo estuvimos en el campo de los tíos, nos cuidaban mucho, pero todas las veces que podíamos con mi hermano Luis nos subíamos a un cerco para ver si aparecía mi papá….luego cerraba los ojos y soñaba que iba a parecer cuando fuera de día…. Sólo sé que tanto mi hermano y yo llorábamos mucho,,,, después de muchos días eternos nos fue a buscar mi papá , creo que eso es la verdadera felicidad!!!!! Hablaba, cantaba, me aferré a él y a mi hermano y sólo sabía que no tenía que soltarlo… 

Finalmente, llegamos a una casita sin pintura que mi papá había construido con los restos de madera que encontró. Mi mamá salió a recibirnos, y con mi hermano Luis no paramos de hablar y hablar, era demasiado nuestra alegría.
Vuelve mi recuerdo cuando siento un ruido en el cielo y veo un helicóptero  que se acercaba cada vez más al lugar donde estoy con mis hermanos, una gran pradera rodeada de un río, al decender eran personas que traían golosinas, medicamentos, y otras cosas. No recuerdo muchas personas, pero se veían muy contentas.
Finalmente, y sin comprender mucho llegué a en marzo de 1961 a Valdivia, a una casita chiquita. 

jueves, 23 de junio de 2011

Octubre 1973.

Sandra Rojas
49 años.
Terapeuta.
Eran los primeros días de octubre de 1973, lo recuerdo porque faltaba poco para mi cumpleaños.

Estaba jugando con mi hermana Marisol en la pieza donde teníamos todos los juguetes, yo era la nana y ella la mamá, estábamos cocinando en una pequeño mueble de cocina de color celeste. Teníamos harina cruda, la que representaba nuestro almuerzo. De un momento a otro sentimos que llegaba mucha gente a mi casa, hombres preguntando por el dueño de casa. Cuando miré, vi muchos hombres, eran jóvenes, casi unos niños, estaban vestidos de uniforme de marino y llevaban un rifle, el que me dio mucho miedo. Uno de ellos se acercó y me dijo que no tuviera miedo, que sólo quería mirar nuestras cosas, fueron muy amables. Mi mamá les dio un vaso de bebida, mientras otros revisaban la casa. Cuando terminaron, se acercaron a mi hermana y a mí y nos hicieron cariño en la cabeza. Se despidieron y se fueron. Yo quedé con miedo. Mi hermana me dijo que miráramos por la ventana, así que nos quedamos mirando escondidas, hasta que nos dimos cuenta que los mismos marinos que habían entrado a mi casa, entraron también donde mi vecino, pero a él le pegaron, igual que a su hijo mayor, el Chalo, a él le pegaron mucho. Luego, se los llevaron. Los vecinos desaparecieron por mucho tiempo y mi mamá consolaba a la señora Orlanda porque lloraba demasiado.

jueves, 16 de junio de 2011

Era el Domingo 3 de Marzo de 1985

Gertrudis Pérez.
46 años.
Profesora enseñanza básica.
Colegio Leonardo Murialdo.


Era el domingo 3 de marzo de 1985, como todos los domingos nos levantamos para ir a misa en la capilla, en donde participábamos del coro, mis papás, tíos, primos y yo que tocaba guitarra. Los últimos domingos estaba participando bastante gente, por el temor de un sismo mayor debido a la seguidilla de temblores que se venían sintiendo desde hace un tiempo.
       Ese día,  era un día con un cielo muy especial, nublado, pero el horizonte despejado, una luminosidad no habitual para las horas del día.
       Como día domingo y término de las vacaciones, muchos estaban paseando por la orilla de la playa, visitando a amigos o disfrutando de algún deporte.
         En mi caso estaba en la casa de mis tíos, al lado de la mía, viendo tv y jugando  a las cartas, específicamente Carioca, junto a mi prima mayor Magali, mi compañera y amiga de la infancia, Yanina. De repente el fuerte movimiento que nos atemorizo, nos hizo arrancar hacia el patio.
         El pánico me supero, ya que desde pequeña se me enseño, que debía arrancar de mi casa, pues no había quedado en buen estado después del terremoto de 1971, y si venía otro sismo de magnitud, la casa no resistiría. Cuando salimos al patio, nos percatamos que mi casa se estaba cayendo y mis padres y hermano menor, no salían de ella.
   Mi prima y mi amiga, me afirmaban para que yo no entrara y esperáramos que salieran, pasaron  algunos minutos y por fin los vi. Ellos actuaron con mucha calma, mi hermano corto el gas, la luz, puso la tv debajo de la mesa y luego salieron.
    Mis tíos  no estaban, se demoraron algunos minutos en llegar, la hermana de mi  mamá estaba ansiosa, porque al igual que todos, sabíamos que la casa no iba a resistir.
    Mientras estábamos en todo eso, sentíamos sirenas de un gran incendio, luego del terremoto, se origino un incendio en la Compañía Chilena de Tabacos.
     Mirábamos Valparaíso desde los cerros  y era una gran polvareda lo cubría. Comenzó  a llegar la noche, fuimos a dejar a Yanina a su casa, para que se encontrara con su familia y nos devolvimos a casa.
     Nos reunimos todos en casa de mi tía, con colchones, velas y frazadas para pasar la larga noche en el primer piso.     

jueves, 9 de junio de 2011

Mi día. Terremoto 2010 en Chile.

Sebastián Thenee
22 años
Estudiante de Ingeniería Civil Metalúrgica
UTFSM

Estaba en el festival de Viña del Mar con mi entonces polola, salió Arjona, la Noche y se terminó antes de tiempo. Nos fuimos caminando a mi casa en Agua Santa, pasamos a comprar un bajón primero. Cuando llegamos a la casa, nos sentamos en el living a comer y ver tele, estábamos en eso cuando se cortó la luz, comenzó el movimiento y se empezaron a caer las cosas y mi polola salió corriendo de la casa y saltó la reja. Yo me quedé parado en el living, estaba tranquilo porque no me dan miedo los temblores.
Cuando paró, salí a buscar a mi ex que estaba en Álvarez, subimos a la casa. Ella estaba histérica porque su hermana mayor andaba carreteando, mientras íbamos para arriba, nos encontramos con Salfate, con los hermanos Copano y vimos a Felipe Camiroaga pasar rápido en el auto (Salfate y los Copano iban súper curados, gritando cosas a los autos)
Llamé a mi mamá que estaba en Rancagua, me dijo que estaba bien, pero era obvio que se estaba haciendo la valiente para no preocuparme.
El papá de mi polola estaba en Valparaíso, así que me fui a su casa en Placeres y a las 8am nos fuimos a Santiago con su hermana y papá. Llegué a buscar pasajes para Rancagua, pero no encontré nada y tuve que quedarme una noche allá, a las 6:30 am me levanté y fui al terminal, el primer bus que pillé fue a las 8am y me costó súper caro ($4500 cuando comúnmente cuesta $1200) y se demoró 2 horas y media en lo que debería haber sido 1 hora y quince minutos, se fue por muchos caminos rurales.
Tenía ansias de llegar para saber cómo estaban, con lo demás, no estaba ni ahí.
En el bus me puse a hablar con el tipo de al lado, que venía desde Antofa y tenía que llegar a Chillán porque le habían dicho que su casa se había derrumbado, pero no sabía nada de su familia.
Mucha de la gente que iba viajando iba histérica o sin bañar, parecía de esas películas de fin del mundo.
Cuando por fin llegué a Rancagua, mi mamá me agarró a garabatos por no haber estado allá, entre gritos y llanto. De ahí acarreando bidones con agua y cuidando a los perros de mi hermano porque perdió una pandereta y los perros igual son bravos.
Mi mamá perdió la consulta odontológica, se desprendió del edificio.
Pero además de esas cosas, estaban todos bien, preocupados por mí solamente.
Y ese fue mi día del terremoto.

viernes, 20 de mayo de 2011

Proyecto: “Hecho en Chile”.

La historia que conocemos de nuestro país, nos ha relatado sucesos desde el punto de vista general, basándose en la construcción social, política y económica de la época. Hemos conocidos hechos en concreto, grandes desastres, constituciones y revoluciones donde algunos chilenos han plasmado sus pensamientos, y todos nos ha llevado al Chile que podemos observar a simple vista.
Es por esto que con este proyecto mostraremos la historia de Chile que involucra la otra parte del país en que vivimos que son ustedes.

Somos un grupo de alumnos de Duoc UC Viña del mar, estudiantes de actuación y este lugar será el medio para  que en conjunto podamos contar nuestras historias, con la intención de crear un libro donde se plasmaran una serie de vivencias que nos muestren otra perspectiva de los hechos ocurridos en Chile durante los últimos 50 años.

La idea de este proyecto es publicar el libro, donde los autores y narradores serán ustedes mismos.

No nos interesa saber los mismos hechos que nos han contado en el colegio o en la conciencia  colectiva, lo que nos interesan son tus historias y las de tu familia, porque queremos contar la otra parte de la historia de Chile, la que viviste tú, en el momento en que quizás ocurrieron grandes sucesos.