domingo, 23 de octubre de 2011

Karla Estefanía Meriño Montero 
17 años
Estudiante Liceo Oscar Castro Zuñiga



Una mañana de verano en el centro de Rancagua, somos un grupo de jóvenes, todos con una actitud distinta, vestuario y maquillaje, la gente mira, está expectante. Sabe que algo haremos. Más atrás dos músicos, sus bombos comienzan a sonar y se ilumina un carnaval, avanzamos al compás de la música, nadie habla; Se trata de “cuaresma” queremos dar a conocer y a entender que no solo se está cerca de Dios para las celebraciones importantes, como semana santa, navidad, matrimonios y más… Somos  teatro y el mensaje es claro, llegamos a las esquinas de cada calle en medio de paseo independencia, interpretamos a la gente, somos espejo de quienes nos miran, colaboramos con $100.- a la humanidad y afirmamos que  en situaciones complejas, ¡solo ahí nos acordamos de Dios!

Ya es de noche, el agotamiento comienza a aparecer, el pasacalles terminó, los televisores están encendidos y finaliza el penúltimo día del festival de Viña del Mar dos mil diez. En mi casa hay visitas, amigos de mi hermana mayor disfrutan de la noche mientras el resto e incluida yo nos vamos a dormir.

Aquella noche fue el fin, un fin que para mi comenzó con la caída de objetos, adornos, movimiento de la tierra, voces lejanas, rezos de madre, angustia de todos y luna llena; No sabría cómo describirlo después, ya que posterior a esto, no queda más que salir, ver las consecuencias de tu alrededor una madrugada de terremoto. Es ahí cuando el día siguiente te preguntas si lo que comenzamos a hacer es ¿justicia o solidaridad?

Tomamos nuestras bicicletas, recorremos las calles, ofrecemos ayuda y la humanidad reacciona, todos de distinta manera, claro, unos se sienten más que otros y no sabemos cómo actuar.

¿Has colaborado con algún vagabundo alguna vez o has prestado dinero a alguien  y te has sentido superior? Pues, esto es lo mismo, no sabemos si lo que hacemos es por justicia, si damos a ese vagabundo una moneda para que logré llevar la misa vida que tú o para sentirte mejor y simplemente solidarizar. Pues bueno, como sea, me queda la moraleja de que en verdad sí, en ocasiones importantes, "SOLO AHÍ nos acordamos de Dios".

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